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Buenos Aires, 13 de julio de 1935
"Pequeño Cottolengo Argentino"
Calle Carlos Pellegrini, 1441
|p1 Queridos hijos míos en Jesucristo:
¡La gracia de Dios Ntro. Señor y su paz sean siempre con nosotros!
No sé si esta mía os hallará todavía reunidos en los Santos Ejercicios, oh mis queridos; pero ¡cuánto lo desearía! ¡Y cuánto querría poderos encontrar visiblemente también; en persona, quiero decir, junto con vosotros y con cada uno de vosotros! Porque con el espíritu estoy ahí y os miro, y os sigo, y ruego con vosotros y escucho las pláticas, y pienso en todo lo que Su Excelencia el Señor Obispo os dirá; y en todo lo que os ha dicho o habrá de decir Don Pensa, y canto con vosotros el Veni Creator, y cada noche os hablo, os doy las buenas noches y os bendigo.
|p2 La carta por vía aérea de Don Sterpi llegó con un retraso de algunos días, tal vez a causa del mal tiempo, y no pude ya escribiros. Paciencia.
Pero habréis recibido el telegrama. ¡Ah, cuántas y cuántas cosas hubiea querido deciros con aquellas palabras!
En estos días ruego, se puede decir, durante todo el día, por vosotros. ¡Cómo desearía veros llenos de piedad, de una piedad sólida y ardiente! Humildes, piadosos, generosos para con Dios, todos del Señor y de la Virgen, del Papa, de la Santa Iglesia; sólo deseosos y anhelantes de consumiros en la caridad, vivir de caridad, de una caridad grande, divina; dentro y fuera de vosotros, haceros holocausto de amor a Jesús, a su Vicario, a la Iglesia.
|p3 Amar a las almas, querer salvar a todas las almas, ayudar a Jesús a salvar, a salvar y santificar a nuestras almas y las almas de nuestros hermanos, con la entera abnegación de nosotros mismos, con la completa renuncia de nosotros, como hostias puras de Jesús, como corderos de Jesús, detrás de Jesús y todo por Jesús. Y amemos a la Pequeña Obra de la Divina Providencia, que no es mía sino que es misericordia de Nuestro Señor y obra de nuestra Santa Madre, la Virgen María, y entreguémonos al servicio de nuestra Congregación con magnanimidad; viviendo humildes, pobres, siempre humildes y siempre pobres y siempre pequeños, a los pies de la Santa Iglesia, del Papa y de los Obispos. ¡Animo y adelante de esta manera, queridos Hijos míos: así se llega al Paraíso! Mañana, ¿sabéis?... Animo y adelante, y mañana para vosotros y para mí se abrirá el Santo Paraíso. ¿Qué es la vida? Vapor est. Mañana estaremos con Jesús. ¡AH, querido Paraíso!
|p4 ¿Habéis rezado por nuestro amado Patriarca? ¡Cuánto he llorado! Pero mañana estaremos con él en el Paraíso.
Os bendigo mucho. ¡Os envío, mis queridos Clérigos todas mis bendiciones!
Rogad por vuestro padre en Jesucristo.
Sac. ORIONE - d. D. P.
Muchos y muchos saludos devotísimos a Su Excelencia el Sr. Obispo.
Le escribiré dándole las gracias por su generosa caridad.
Si vieseis, mis queridos, cuánto trabajo grande y lindo hay aquí... ¡Viva Jesús!