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CONSEJOS VARIOS
Buenos Aires, 2 de agosto de 1935.
Calle Carlos Pellegrini - 1441.
¡ALMAS Y ALMAS!
|p1 Al amadísimo Don Sterpi, a mis queridos Sacerdotes, a los Clérigos y Aspirantes; a los bondadosos Cooperadores de la Divina Providencia y a todos y a cada uno mi saudo desde esta lejana América, y "el saludo cordial y fraternal de nuestros Sacerdotes, Clérigos, Probandos y Alumnos y Bienechores Americanos".
La gracia del Señor y su paz sean siempre con vosotros y con todos nosotros.
Ved, pues, oh mis queridísimos, como no es posible a pesar de lo mucho que me duele, hallarme también personalmente con vosotros en la Fiesta de la Virgen Santa de la Guardia; pero os envío al amadísimo Don Penco, Superior General de la Compañía de San Pablo, con quien me une dulcísima y fraternal dilección en Cristo Señor Nuestro. El os llevará mi saludo y mi espiritual abazo, oh queridos míos Sacerdotes e hijitos. También os lleva las noticias más recientes de aquí, acerca de nuestro trabajo y los resultados que por divina gracia y con el valiosísimo apoyo de las Autoridades Eclesiásticas y Civiles, y de almas verdaderamente caritativas, se han podido hasta hora conseguir.
Por todo, demos gracias a Dios: ¡Deo gratias!
|p2 También Don Penco os lleva a esta nuestra fiesta grandiosa y triunfo de María, nuestra Madre y celestial Fundadora; os lleva, digo, gran parte de mi corazón, así como a todos y a cada uno mi efusiva y paternal bendición. ¡Ah, si! Especialmente a vosotros, queridos Sacerdotes míos, y a vosotros, queridos Clérigos y Aspirantes, y a todos los que de algún modo pertenecéis a la Pequeña obra de la Divina Providencia; ¡que la Mano y el Corazón de Dios os anime y sostenga por el camino del bien y generosamente os bendiga!
¡Ah, cuán cerca de vosotros me siento especialmente hoy a los pies de la Virgen de la Guardia junto con vosotros en la "Súplica", con vosotros en la Procesión hasta el Castillo, en la Catedral y en la plaza, aclamando nuestra Fe! Y conmigo, los corazones y almas de estos nuestros hermanos, Sacerdotes y Clérigos: también aquí festejamos y con el mayor fervor, a la Santa Virgen de la Guardia.
¡Oh, cuán grande y divina debe ser, Hijos míos, la caridad de Jesucristo, nuestro Dios y Redentor, cuando yo, su pobre criatura, tan lleno de miserias y pecados, por la gracia del Señor y por su santo amor, siento amaros tanto! ¡Oh, vivamos y alegrémonos siempre en este amor de Dios! Y amémonos mucho y santamente mucho en el Señor, que esto agrada sobre todo al Señor!
|p3 Nuestra divisa sea la humildad y la caridad: es la divisa de Jesucristo, de la Santísima Virgen y de la Iglesia; que sea nuestra divisa y sea aquella humildad veraz aquella caridad veraz - la única verdadera que unifican siempre y siempre edifican en Jesucristo, y sobre el verdadero fundamento, o sea, sobre el Corazón y sobre la Cruz de Jesús, a los pies de la Santa Madre Iglesia.
Acabáis de teminar los Ejercicios Espirituales: pues bien, unid todos vuestros corazones y todas vuestras voluntades, en una sola voluntad, en un solo corazón: en una sola alma, como se lee que vivían los primeros cristianos, que eran "cor unum et animma una". Y poned vuestros buenos propósitos y vuestra vida misma y la de nuestra querida Congregación, a los pies y en las manos maternales de la Virgen Santa.
¡Y rogad por mi, oh queridos hijitos míos!
Tal vez Dios tiene dispuesto que todavía por algún tiempo, y tal vez durante este último período de mi vida, me halle lejos de vosotros, mis amadísimos Sacerdotes, Hijos y Binechores; pero os digo que no puedo elevar mi espíritu al Señor, sin rogar por vosotros, y espero que así también lo hagáis por mi alma.
Yo os recuerdo a todos: ante el altar y a los pies de la Virgen, ¡cuántas y cuántas veces he llorado pensando en vosotros; rogando por vosotros, - especialmente por algunos de vosotros que pienso sean los más necesitados - y por nuestra querida Congregación.
|p4 Durante este mes iré a Corrientes, cerca del Paraguay, será un viaje de algunos días por tierra y agua en los ríos, y luego otros tantos días para la vuelta. Voy a visitar uno de los cinco Santuarios principales de la Argentina, en los confines de la Nación, el cual por deseo del Nuncio Apostólico y del Obispo de Corrientes, será confiado a nuestra Congregación: a los pies de la Virgen de Itatí rogaré especialísimamente por vosotros. En septiembre voy a Chile, y en octubre espero hallarme en el Congreso Eucarístico de Lima, Capital del Perú. En Santiago, Capital de Chile se nos ha donado una Casa y voy a tomar posesión de ella en nombre de la Divina Providencia. Rogad, rogad para que Dios me asista. De salud, estoy bien ahora, como Don Penco os lo podrá asegurar.
Necesito personal. Cuando pienso en vosotros, cuando ruego por vosotros, os veo a todos uno a uno, y voy buscando entre vosotros y casi llamándoos por vuestros nombres, a fin de que vengáis a ayudarme a propagar la Congregación en medio de estas poblaciones, donde tan grande es la necesidad de sacerdotes que estén llenos del amor de Dios y de las almas, deseosos de sacrificarse juntamente con nuestro Señor para dar la vida de la Fe y aumentarla en tantas gentes que, o no la tienen, o la han perdido porque sólo piensan en el lucro, y va perdiéndose mirando sólo a la tierra.
Es preciso también prepararse para la Misión que se nos ha confiado en Albania.
|p5 Arriba, Hijos míos: trabajemos por encima de nosotros, conformando nuestra vida a la vida de Jesucristo; animémonos y con energía - mirando siempre al Señor y pidiéndole auxilio - caminemos hacia adelante en la adquisición de las virtudes cristianas y religiosas, y en el amor y servicio de Dios y de la Iglesia.
Debemos aprender de Jesucristo, como ha dicho San Pablo, y caminar, caminar, caminar rápidos por las vías del Señor. Arriba hijos míos; preparaos todos para ser apóstoles - en Italia o fuera de ella -; pero es absolutamente necesario que todos seamos apóstoles de Fe, de amor a Dios y al prójimo, de amor a la Santísima Virgen, de amor al Papa y a la Iglesia.
¡Todos, Apóstoles de Caridad: todos en la caridad y todos apóstoles de la caridad de Jesucristo!
Nosotros no somos nada, somos menos que nada; pero el conocimiento de Dios, la fe y la confianza plena en Dios nos darán una vida superior, ayuda, valor y gracia, para convertirnos, en las manos de Dios y de la Iglesia, en Santos y en Apóstoles; y todo lo haremos y todo lo conseguiremos in gloriam Dei, "Omnia in gloriam Dei", ha dicho San Pablo.
Vivamos humildes, piadosos, como buenos Religiosos, y la Divina Providencia se servirá de nosotros sus estropajos y sus hijos, para la gloria de Dios y para dar grandes consuelos al Papa y a los Obispos, ¡y ganar ALMAS!
Pero a fin de prepararnos bien y conseguirlo, busquemos sobre todo la ciencia de Dios: La humildad, la pureza, la caridad, el sacrificio y la abnegación de nosotros, la ciencia del alma, y tendremos a Dios con nosotros y todos los bienes; los mejores resultados.
Acordémonos de que "ubi non est sciencia animae, non est bonum"; lo dice la Escritura.
|p6 Y termino, porque no me queda tiempo.
Os dejo en Cristo; abandonémonos y despreciémoslo todo; basta lucrar a Jesucristo, basta ganar a Jesucristo, estar con Cristo y con el Papa.
Si vinieren tribulaciones y persecuciones, bendigamos por ellas al Señor; ellas vienen a nosotros como a siervos del Señor; para nuestra enmienda y purificación y no para nuestra perdición. Nosotros busquemos estar con Dios y con la Iglesia, humildísimos siempre; reposemos en los brazos de la Divina Providencia, como el infante sobre el seno de la madre. Resistid a las tentaciones y al desaliento: no proceden de Dios.
Sed perseverantes y fieles a vuestra vocación, a vuestra Congregación. Os advierto que todavía no hemos comenzado a padecer: lo bueno viene ahora, pero Jesús y la Virgen estarán con nosotros. Vigilad sobre vosotros y orad: las pruebas dolorosísimas servirán para unirnos más a Jesús Crucificado y a la Santa Iglesia.
La Virgen Santísima nos asistirá como Madre. Os lo repito: ¡como Madre, como Madre!
|p7 Sacerdotes, permaneced fuertemente en torno a Don Sterpi. Clérigos, sed humildes, obedientes, respetuosos con vuestros Superiores y Sacerdotes de la Congregación. ¡Nolite locum dare diabolo!
¡Estate fortes! Pero seremos firmes y fuertes en nuestra fidelidad a la Iglesia y a la vocación, si hiciéremos oración y si fuéremos humildes y todos muy unidos en Jesucristo, mortificándonos a nosotros mismos para conservar y consolidar cada vez más la unión buscando solamente a Jesús Crucificado.
Y he terminado, pero únicamente porque no tengo más tiempo.
|p8 Adiós querido Doon Sterpi. ¡Que el Señor y la Virgen Santa te recompensen tanto trabajo y tanto sacrificio por el bien de la Congregación! ¡Siempre ruego por ti!
Adiós, oh mis queridísimos sacerdotes: sed excelentes en todas las virtudes y servid de edificación a todos. Os agradezco: conozco vuestro buen espíritu y el trabajo y sacrificios que hacéis. ¡Dios os lo pagará! ¡Ave María y adelante! Rogad siempre por mí.
Queridos Clérigos, queridos Probandos, queridos todos: que el Señor os ayude en vuestros buenos propósitos y en su santo servicio. Si rezáis, perseveraréis. La Santísima Virgen os defienda y os bendiga a todos. Os dejo a todos en los Corazones de Jesús y de María. ¡Viva la Virgen de la Guardia! ¡Os bendigo una vez más y os bendeciré siempre!
Vuestro DON ORIONE d. D. P.