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RECOMENDACIONES VARIAS

Buenos Aires, 22 de junio de 1937

 

¡ALMAS Y ALMAS!

|p1 Mis queridos Hermanos e Hijos en Jesucristo:

La gracia del Señor y su paz sean siempre con nosotros, ¡oh mis queridos!

Don Sterpi me ha escrito, que en la primera quincena de julio se comienzan en Montebello los Santos Ejercicios.

He aquí, mis queridos Hermanos e Hijos en Jesucristo, que yo estoy con vosotros, espiritualmente con el vivo deseo de volveros a ver pronto a todos, de hallarme de nuevo con vosotros en persona.

Dentro de una hora o poco más, habré de embarcarme para ir a ver de nuevo y saludar quizá por última vez en la tierra - a nuestros amados hermanos que con tanto celo y sacrificio trabajan en el vasto campo de la fe y la caridad, humildes y pequeños a los pies de los Obispos y de la Iglesia. Voy a Sáenz Peña, en el Chaco, y luego al Santuario de Itatí, que está frente al Paraguay donde se habla en guaraní.

Serán unos tres días de navegación por el río Paraná a la ida, y tres a la vuelta, y varios centenares de kilómetros por tierra. ¡Deo gratias!

|p2 Ando un poco mal de los riñones, pero descansaré en el barco, y la Virgen Santa estará conmigo: ¡Ave María y adelante! Pero mi pensamiento, mi corazón, todo mi espíritu, estará con vosotros, oh queridos: rogaré con vosotros y procuraré hacer también yo, una especie de Santos Ejercicios unido con vosotros. Y en el Santuario de Itatí, a los pies de la Imagen Milagrosa de la SSma. Virgen, tan venerada allí por los mismos Indios, os recordaré, mis queridos; os recordaré mucho, mucho, mucho y a todos, a todos con amor dulcísimo de padre en Cristo.

Os recomiendo, en cuanto sé y puedo, hacer bien los Santos Ejercicios: son una grande y especialísima gracia del Señor. Para algunos de    vosotros pueden ser quizá los últimos: de hacerlos bien o mal, dependerá fácilmente nuestra salvación y santificación, o nuestra condenación.

Os recomiendo el mayor recogimiento, modestia exterior y compostura interior: silencio absoluto, ¡absoluto! No pensemos sino en Dios, en nuestra alma, en nuestro fin, en nuestra santa vocación y en corresponder a ella. Reparemos el pasado, y con el auxilio divino, pongamos un buen fundamento para una vida verdaderamente religiosa y santa.

|p3 ¡Oración, Hijos, oración, oración! Y devoción ardiente filial a María Santísima, y al Vicario de Jesucristo en la tierra, el Papa.

¡Nosotros somos del Papa!

Amor entrañable a la Iglesia, a los Obispos; amor práctico, obediencia humilde, ferviente entera hasta el sacrificio; alegres en el sacrificio Deo adjuvante.

Ofrezcámonos, consagrémonos todos a amar y servir a la Iglesia y a las almas, especialmente a las más humildes, más necesitadas, más abandonadas y al pueblo, al pobre pueblo, amenazado en su fe y extraviado lejos de la Iglesia.

Me veo obligado a terminar. Rogad por mí. Os saludo, os animo, os bendigo a todos y a cada uno.

¡Dios os asista y bendiga!

Vuestro afectísimo en Jesucristo y la Virgen Santa

 

Sac. J. LUIS ORIONE de la D. P.